POSIBLE
ASIMILACION DE LOS HUMANOIDES DEL CASO TORRENT (1965) A MODELOS MITICOS
PERSISTENTES EN EL IMAGINARIO SOCIAL DE CORRIENTES
por Andrés Salvador
Los monstruos (definidos por Bruno Roy en Aspectos de la marginalidad en la Edad Media, pág. 71, como los extraterrestres de la Edad Media)…
Jacques Le Goff, Lo maravilloso y lo cotidiano en el Occidente medieval
En enero de 19651 en Estación Torrent, localidad ubicada en el Departamento General Alvear de la Provincia
de Corrientes (Argentina) se habría producido un incidente con
criaturas humanoides que tiene una importante repercusión en los medios2 y la literatura sobre el fenómeno OVNI3.
La
posterior investigación de Roberto Banchs permite establecer una
sustantiva discrepancia entre la experiencia de los testigos y la
información sobre esta. Con la finalidad de aportar elementos que
contribuyan a explicar esta diferencia, lo que nos proponemos aquí es
examinar la posible asimilación de estos humanoides a modelos míticos persistentes en el imaginario social de Corrientes, en la construcción del relato del encuentro.
Los hechos de Torrent. Existen distintas versiones de los hechos de Torrent, dos de las cuales se encuentran en el libro de Antonio Ribera, América y los OVNIS (1974), de donde tomamos a título de ilustración, la presentada originalmente en el boletín de la Comisión Observadora de Objetos Voladores No Identificados (CODOVNI) de Buenos Aires4, cuyo corresponsal en Corrientes, Rialto Flores, habría conversado con Carlos Souriou, hermano de uno de los protagonistas:
“Este
es el relato del señor Souriou: esa noche su hermano mayor y algunos
peones salieron a cazar tatú y al regresar a la casa vieron unos bultos
en la oscuridad, eran bultos bajos, de medio metro, más o menos, por lo
que un peón le dijo a su hermano: "son enanitos, patroncitos, vamos a
atropellarles a machete", y sacando su machete intentó atacar a los
"enanos". En ese momento ocurrió algo raro, el peón quedó con el brazo
derecho paralizado y los "enanos" se agrandaron hasta 2.50 metros
o menos de alto, entonces su hermano les hizo un disparo con un rifle
automático calibre 22 que llevaba consigo, y aquí ocurrió otro misterio,
no salió ningún tiro a pesar de que el rifle jamás había fallado. Dice
que cambiaba la bala de la recámara y tampoco salía; al verse indefensos
huyeron hacia la casa y se encerraron. Otro misterio: de fuera entraba
una luz a través de las paredes de madera, iluminaba todo, su hermano
menor casi quedó loco de miedo, le daba ataque de nervios y le tapaban
con cajas, etcétera, para que no viera la luz. Después de un rato y
creyendo que se habían ido los "bichos" como decían los peones, su
hermano salió para poner en marcha la camioneta que tenían frente a la
casa, no vio a nadie y al llegar al coche le rodearon los hombres sin
que se explique de dónde salieron. Su hermano corrió hacia la casa
seguido por esos seres y los peones al oír el tropel que venía y
pensando que eran los "bichos" cerraron las puertas dejándolo fuera,
éste gritó y los peones abrieron la puerta en momentos en que le
alcanzaron los hombres y uno de ellos le pasó la mano por la barriga y
la cintura cuando él saltó adentro y volvieron a encerrarse. Después de
un largo rato salieron de nuevo, los peones se acostaron boca abajo en
la camioneta y se fueron a otro campo que poseen en las cercanías. Como
los peones no querían ir más al campo tuvieron que trasladarlos a otro
campo y a uno despedirlo porque era demasiado el miedo que tenía. Cuando
estaban encerrados, los peones ofrecían cada cual más paquetes de velas
a los santos. Agregó Souriou que a lo mejor los gigantes estaban al
principio acostados o sentados, por eso parecían bajos y después se
habrán levantado. Lo mismo los ojos, él no asegura, dice a lo mejor eran
reflectores5.
Hay que tener en cuenta que se burlaron mucho de ellos. Dice que contar
no es nada, había que ver esos instantes horribles que pasaron. En
ningún momento vieron aparato alguno. La mano que le tocó a uno no era
como la nuestra, parecía de pelos o algo así, no sabe explicar."
(Ribera, 1974: 85-87).
La encuesta de Roberto Banchs. En un artículo publicado bajo el título Torrent, Cts.: Estuvieron los Marcianos,
Roberto Banchs (2012) presenta los resultados de una investigación del
caso hecha en 1992, que lo llevó al lugar de los hechos así como a
entrevistar a Luis Héctor Souriau, testigo del caso y a Carlos Souriau,
presunta fuente de la información de Flores 6. De la misma surge el contraste entre la información difundida en torno al asunto y el testimonio de sus protagonistas:
“El
episodio de Torrent nos alerta, también, acerca del manejo poco
estricto de la información y del modo en que se propalan los rumores.
Justamente, a partir de la percepción de unas luces y bultos a
distancia, y del comentario que de ellos se hicieron en un apartado
pueblo rural7, y de los cuales abrevó un diario de la región8.
Sin cerciorarse o acreditar los dichos. Logrado el asombro de aquellos
lectores, los retoños irían a extenderse por el mundo (…) son tan pobres
los datos registrados por los testigos, que apenas puede suponerse lo
que describen: bultos, y luces inciertas a la distancia, en la espesura
boscosa que rodea una laguna. En el interior de la casa, unas asustadas
personas sabidas que -por aquella época- los platos voladores aparecían
por todas partes” (Banchs, 2012).
La construcción social de lo real en el caso Torrent.
Los resultados de la investigación de Banchs nos llevan a preguntar si
la discrepancia entre la información difundida y los testimonios por el
obtenidos hace necesario, en función que la realidad se construye
socialmente, que se deba atender a la teoría mitológica del cosmos (Berger y Luckmann, 2011: 216) que la construcción del relato9 del caso Torrent podría tener como matriz.
Si
como afirman Julio Cesar Espinola y Luis G. Acosta Rivellini: “La
sociedad correntina tuvo (y aún exhibe) todos los rasgos de las
sociedades tradicionales. En el plano de la estatificación social, en la
preservación de valores de fuerte tradición histórica y en los rasgos
de una cultura con características de singularidad inconfundible”
(Espinola-Acosta Rivellini, 1993: 190), es posible que estemos frente a
un proceso propio de las sociedades tradicionales por el cual, según
explica Mircea Eliade, debido a que en estas la memoria popular
difícilmente retiene acontecimientos individuales y figuras auténticas,
se reducen los acontecimientos a categorías y los individuos a arquetipos,
de modo que: “El personaje histórico es asimilado a su modelo mítico
(héroe, etc.), mientras que el acontecimiento se incluye en la categoría
de las acciones míticas (lucha contra el monstruo, hermanos enemigos,
etc.)” (Eliade, 1985: 46).
Desde luego que la idea de asimilación
en los términos de Eliade no deja de ser problemática ya que en la
construcción del relato del caso Torrent concurren otros factores como
el de la incidencia del proceso de secularización propio de la
transición de una sociedad tradicional a una moderna (Germani, 1979:
89-168) y la irrupción en un medio rural de elementos típicos de la vida
urbana (Recasens Siches, 1958: 442-450) y sus consecuentes resistencias
y conflictos (Germani, 1979: 144-149). Así en el caso, se advierte
cierto conocimiento del fenómeno OVNI (Ribera, 1974: 84).
Humanoides y modelos míticos.
El fondo mitológico de Corrientes resulta, siguiendo a Alfredo Vara, de
un proceso de sincretismo, de las viejas creencias animistas guaraníes
con las creencias cristianas con: “fuertes componentes animistas
subyacentes y una multitud de creencias medievales europeas, muy ligadas
a la vida cotidiana y la naturaleza” que resulta “en una anónima
construcción espiritual colectiva que se constituyó en la religiosidad
popular campesina de los siglos XVII, XVIII, XIX y XX en buena parte de
la región de la Cuenca del Plata” (Vara, 1985: 28).
Es a este fondo que debemos atender al examinar, en la construcción del relato del caso, la posible asimilación de los humanoides, identificados con “marcianos” (Ribera, 1974: 84)10 en lo que podría entenderse como un enmascaramiento de una figura mítica11, a modelos míticos persistentes12 en el imaginario social (Castoriadis, 2007) de Corrientes que aquel fondo informa.
Para
ello señalaremos aquí, aquellos isomorfismos que es posible establecer
entre los humanoides y figuras míticas como el Pombero, el Yasy Yateré,
el Curupí y la Pora13. En
esto nos serviremos de una de las tricotomías del signo propuestas por
Charles S. Pierce conforme lo usa Martha Blache en su insustituible
libro Estructuras del Miedo – Narrativas Folklóricas Guaraníticas (1982: 44) 14:
1. Nivel
Icónico = como se percibe sensorialmente a la figura mítica: CT:
Inicialmente los humanoides son percibidos como “bultos bajos”, “enanos”
de medio metro, más o menos, pero que posteriormente se agrandan hasta 2.50 metros
o menos de alto, la mano “no era como la nuestra, parecía de pelos o
algo así”. FM: El Pombero es generalmente pequeño y peludo pero en
ocasiones se lo describe alto y a veces son percibidos como un bulto
(Blache, 1982: 51); el Yasy Yateré es un ser pequeño (Blache, 1982: 64);
el Curupí es un ser pequeñito (Blache, 1982: 76); la Pora es descripta como un bulto (Blache, 1982: 85).
2. Nivel
indicial = como expresa su actuar: CT: En presencia de los humanoides,
el brazo del peón que intenta agredirlos con un machete se paraliza, el
rifle con el que se dispara sobre ellos falla, están asociados a “una
luz (que) a través de las paredes de madera, iluminaba todo”, persiguen e
intentan atrapar a uno de los testigos. FM: El Pombero puede tener un
comportamiento agresivo (Blache, 1982: 53); el Yasy Yateré puede poner
en práctica poderes destructivos o aniquiladores (Blache, 1982: 66); el
comportamiento agresivo de la Pora es motivado porque el receptor le dispara, y entre las respuestas a ello, la Pora puede perseguirlo e infundirle temor (Blache, 1982: 86).
3. Nivel simbólico = como la valoriza el informante: CT: Los humanoides producen miedo, son llamados “bichos” por los peones15,
la mano “no era como la nuestra”. FM: El Pombero presenta formas y
características humanas pero a veces es mostrado como un animal, se lo
describe como un ser peludo (Blache, 1982: 56); el Yasy Yateré puede ser
muy malo (Blache, 1982: 69).
La noche y la caza del tatú En
el CT los hechos se producen de noche, “vieron unos bultos en la
oscuridad”, precisamente esta es el actante que coadyuva a la percepción
del Pombero, también denominado Caraí Phujaré = Señor de la noche
(Blache, 1982: 51 y 52). En la oscuridad: “las formas se vuelven
confusas e indefinidas (…) tiene connotaciones de quietud y soledad o
provoca asociaciones con horas y lugares que reúnen estas
características, como el monte, la siesta, los riachos o las cavidades
de los árboles. La noche es lo misterioso, es el momento propicio para
oir ruidos extraños (…) es muy raro ver al Pombero de día” (Blache,
1982: 52-53). La noche también es el momento coadyudante para percibir a
la Pora (Blache, 1982: 85). Aun cuando la siesta es un actante coadyuvante en el caso del Yasy Yateré16, esta es una voz guaraní que significa “fragmento de luna” (Blache, 1982: 63).
Un
dato de no poco interés es el que los protagonistas regresaban de cazar
tatú, y esto porque nos remite a la función tutelar del monte y su
fauna de ciertas entidades17
como el Caá Pora, que puede presentarse bajo la forma de una mujer o de
un hombre (Perkins Hidalgo, 1987: 18). Escribe Juan B. Ambrosetti: “En
Goyaz (…) los indios tienen también su leyenda sobre la Caá-Porá. Cuando
encuentran una piara de cerdos silvestres y los exterminan, se les
aparece, montado en el último cerdo, el Caá-Porá (…) a cuya vista los
matadores quedan idiotizados para toda la vida18,
de modo que se guardan muy bien de acabar las piaras, y siempre dejan
algunos vivos. Esta última leyenda es muy sabia, porque trata de poner
freno a la destrucción completa de un animal” (Ambrosetti, 1947: 46).
A modo de conclusión.
De lo expuesto surge que en una primera aproximación al asunto, es
posible establecer en el CT un relativo isomorfismo, en cada uno de los
niveles analizados, entre los humanoides identificados como “marcianos” y las figuras míticas, probablemente enmascaradas tras ellos, que persisten como modelos. Pese al carácter problemático de la asimilación,
es significativo, a partir de lo expuesto, el interés que para la
investigación empírica del relato de un caso, tiene el conocimiento del universo simbólico que lo legitima (Berger y Luckmann, 2011: 229).
Bibliografía
Ambrosetti, Juan B. 1947:
Supersticiones y Leyendas.
Buenos Aires, ed. Pingüino-Lautaro, 1947.
Banchs, Roberto 2012:
Cts.: Estuvieron los Marcianos.
en Investigación
del Dr. Roberto Banchs a propósito del presunto incidente con criaturas
humanoides en la localidad de Torrent en Corrientes (Argentina) en
enero de 1965, OVNIS en Corrientes, 23 de junio de 2012. http://ovnisencorrientes.blogspot.com.ar - Última visita: 22/1/2013.
Banchs, Roberto 1994:
Fenómenos aéreos inusuales – Un enfoque biopsicosocial.
Buenos Aires, ed. Leuka, 1994.
Berger, L. Peter y Luckmann, Thomas 2011:
La construcción social de la realidad.
Buenos Aires, ed. Amorrortu, trad. cast. de Silvia Zuleta, 2011.
Blache, Martha 1982:
Estructuras del miedo.
Buenos Aires, ed. Plus Ultra, 1982.
Castoriadis, Cornelius 2007:
La institución imaginaria de la sociedad.
Buenos Aires, ed. Tusquets, trad. cast. de Antoni Vicens y Marco-Aurelio Galmarini, 2007.
Eliade, Mircea 1985:
El mito del eterno retorno.
Barcelona, ed. Planeta-Agostini, trad. cast. de Ricardo Anaya, 1985.
Espinola, J. Cesar y Acosta Rivellini, Luis G. 1993:
Percepciones sobre la realidad política y social de Corrientes.
En Revista de Estudios Regionales, Segunda época, Nº 2, Octubre 1993, pp. 189-205.
Germani, Gino 1979:
Política y sociedad en una época de transición.
Buenos Aires, ed. Paidos, 1979.
Perkins Hidalgo, Guillermo 1987:
Leyendas y supersticiones del Iberá.
en Corrientes entre la leyenda y la tradición, Todo es Historia, Capitulo 7, Buenos Aires, octubre de 1987, pp.14-34.
Recasens Siches, Luis 1958:
Tratado general de sociología.
Mexico, ed. Porrua, 1958.
Ribera, Antonio 1974:
América y los OVNIS.
México, ed. Posada, Serie La Otra Cara - Colección Duda Semanal 95, 1974.
Vara, Alfredo 1985:
Corrientes en el mundo guaranítico.
Todo es Historia, Capitulo 3, Buenos Aires, agosto de 1985.
ANDRÉS SALVADOR Es Abogado y Profesor de Ciencias Jurídicas. Se interesa en el
Pensamiento simbólico y en el contexto de su pérdida social y sus
consecuencias; asimismo se ha dedicado al estudio de la persistencia del
pensamiento mitológico y su relación con el fenómeno OVNI. Es
administrador del blog OVNIS en Corrientes
http://ovnisencorrientes.blogspot.com.ar/ que presenta notas e
información sobre el fenómeno y su manifestación en el ámbito de esa
Provincia. Es responsable del Café Ufológico de Corrientes, como también miembro de la Acadèmie d'Ufologie de Francia. Está dedicado a la elaboración de un catálogo de los casos registrados documentalmente en la Provincia de Corrientes entre 1947 y 2001.
1 Posiblemente entre el viernes 1 y el sábado 2 de enero de 1965, sobre esto véase Banchs, 2012.
2 La primera información es publicada por el diario El Territorio de Posadas (Misiones – Argentina) del 31 de enero de 1965, luego en Crónica, Matutina, 10 febrero 1965, y Clarín, Buenos Aires, 14 febrero 1965 (Banchs, 2012, en particular notas 1, 3 y 5).
3 Cf. Aimé Michel et al, Los Humanoides, ed. Pomaire, Barcelona, 1967, trad. cast. de Antonio Ribera, pp. 151-152; Antonio Ribera, OVNIS en Iberoamérica y España, ed. Plaza & Janes, Barcelona, 1980, pp. 134-136; y Brad Steiger, Contactos con Extraterrestres, ed. EDAF, Madrid, 1978, trad. cast. de Rafael Lassaletta, pp. 151-152.
4 “Informaciones auténticas sobre platos voladores en la República Argentina”, 1965, pp. 1-2 (Banchs, 2012: nota 4); la otra versión es la publicada por el diario El Territorio citado en nota 2 (Ribera, 1974: 84-85) que aquí solo reproducimos fragmentariamente en notas.
5 En la versión de El Territorio,
se describe a los humanoides “con un solo ojo a la altura de la frente y
además con un artefacto ubicado en la cabeza que proyectaba un denso
haz de luz” (Ribera, 1974: 84-85).
6 De la investigación de Banchs (2012) surge que Carlos Souriau no recuerda haber hablado con Rialto Flores.
7 Según El Territorio:
“En Torrent estuvieron los marcianos", así decían algunos vecinos de
esa cercana localidad correntina, después de lo ocurrido a un agricultor
de la zona. La noticia circuló rápidamente y se formaron ruedos para
comentar el caso” (Ribera, 1974: 84).
8 Sobre esto véase en Banchs (1994), La información periodística, pp. 23-42.
9 De particular valor las observaciones de Banchs (1994), La triada testigo, estimulo e informe, pp. 100-130.
10 Ver Banchs (1994), La alegoría marciana en la hipótesis extraterrestre, pp. 43-55.
11 Sobre este asunto véase también de Eliade, Mito y realidad, ed. Labor, [Colombia], 1994, trad. cast. de Luis Gil, en particular el capítulo IX, Pervivencia del mito y mitos en mascarados, pp. 170-200; sobre la mitología camuflada cf. Eliade, Lo sagrado y lo profano, ed. Labor, Barcelona, 1992, trad. cast. de Luis Gil, ver Lo sacro y lo profano en el mundo moderno, pp. 169-179. De consulta necesaria sobre la relación de la creencia moderna en los OVNIS y sus tripulantes con mitos
y materiales legendarios tradicionales, es el libro de Jacques Vallée, Pasaporte a Magonia, ed. Plaza & Janes, Barcelona, 1976, trad. cast. de Antonio Ribera.
12 Respecto a esta persistencia es de interés AAVV, Leyendas en historietas, Gobierno Provincial, Corrientes, s.f.
13
En punto a la relación entre secuestros realizados por entidades no
humanas, como el Pombero y el Yasi Yateré, y la experiencia de
abducción, véase a Juan Acevedo y Néstor Berlanda, Los Extraños, ed. Emecé, Buenos Aires, 2000, pp. 53-54.
14 Adviértase que aquí solo consideramos una de las versiones del caso Torrent (en adelante CT) así como algunas notas de las figuras míticas (en adelante FM) que presenta Blache.
15
Para esta remisión de los humanoides a lo animal atiéndase lo señalado,
a propósito de la metafórica animal en la antropología clásica, por
Yves Michaud, Violencia y política, ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1989, trad. cast. de Cristina Sardoy, pp. 160-161.
16 Del mayor interés sobre esta figura mítica y su relación con el fenómeno OVNI, es el artículo de Ricardo Mello Vargas, Iasyiatere, en Cuarta Dimensión, nº 9, Mayo de 1974, La etimología guaraní en relación a lo insólito, Nota III, pp. 16-17; también Gustavo Fernández, ¿Dioses cosmonautas en la mitología guaraní?, Norte, Resistencia, miércoles 27 de diciembre de 2000, Textos, p. 24.
17 Agradezco al Señor Ramón de la Rosa López (79) haberme llamado la atención sobre esta relación.
18
Según el relato de Carlos Souriau recogido por Flores, “su hermano
menor casi quedó loco de miedo” (Ribera, 1974: 86) y a uno de los peones
tuvieron que despedirlo “porque era demasiado el miedo que tenía”
(Ribera, 1974: 86).
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